martes, 31 de agosto de 2010

Luz, cámara y acción a 10 rounds


Mucho antes que el término mediático formara parte de los vocablos naturales del Siglo XXI, el deporte y particularmente el boxeo disparó a personajes que supieron combinar muy bien su presencia en los ring side con los de la exposición pública.
Juguemos en el túnel del tiempo.
¿Se imaginan a un Cassius Clay o a un Oscar Natalio Bonavena hoy?
Si en tiempos donde Internet podría haber sido el nombre ideal para un juego infantil, los tipos armaban un circo bárbaro para promocionar sus peleas y asegurarse salas llenas, es de suponer que la tendrían clara en sacar provecho de los actuales recursos electrónicos.
O aún más, ¿se percatan de lo que podría ser hoy José María el Mono Gatica, quien con Alfredo Prada protagonizó tantos duelos memorables en el ring?.
No es casual. Y podría decirse que mucho antes que el Roña Castro, la Hiena Barrios, o la Mole Moli disfrutaran de que los rayos catódicos de la televisión generen irresistibles efectos en la gente, Bonavena y Clay fueron adelantados. Intuyeron lo que se vendría, o lo que vendrá, como titula Piazzolla uno de sus tangos.

para los sets de cine
Fuera de las consignas de la televisión, el pugilismo también ha sido un tema atractivo para los cineastas.
Biográficas o de ficción todos los films tienen algún atractivo tratándose del boxeo de uno de los deportes más populares a lo largo de la humanidad.
Pero no es el propósito de esta nota el referirnos a ello, sino al hecho de que también desde el mundo del pugilismo, no pocos boxeadores han cedido a la tentación de exponerse también a una cámara de cine.
Nino Benvenutti (“Vivos o preferentemente muertos”) y Carlos Monzón (“El Macho”) por ejemplo, también incursionaron con sus actuaciones (es una forma de decir) en esa industria del cine que fueron los Spaghetti Westerns.
¿Volverá otro púgil a prenderse en algún set de filmación? Teléfono para Gumersindo Carrasco.

miércoles, 25 de agosto de 2010

El gol que John Lennon nunca pudo gritar


Alguna vez el locutor Juan Alberto Badía tituló una novela suya “El día que John Lennon vino a la Argentina”. En esa ficción la pluma del Beto, acaso uno de los mayores fanáticos de los cuatro fantásticos de Liverpool, traducía en imaginación como el ex Beatle concurría al Monumental de Núñez para presenciar un entrenamiento millonario y mantener un diálogo con Amadeo Labruna y el Beto Alonso.
Solo la imaginación de Badía podía permitirse un lujito semejante. Claro está que el celebrado John jamás pisó la Argentina y tampoco a lo largo de su existencia declaró un gusto especial por el fútbol, o casi. Ya veremos porqué.

Diversidades
Según los biógrafos del mejor cuarteto musical de la historia, el más futbolero de Los Beatles fue Ringo.
Hincha del Arsenal, su abuelo lo llevaba de pequeño a ver los partidos que ese equipo jugaba en Liverpool, la ciudad natal del grupo. Los hijos de Ringo (cuyo nombre real es Richard Starkey) sin embargo tienen abono anual en el estadio Anfield, en donde el Liverpool FC juega de local.
El fallecido guitarrista George Harrison no mostró nunca interés en el futbol. Preguntado una vez, dijo que “en Liverpool hay tres equipos, y yo soy seguidor del otro”.
Del célebre Paul Mc Cartney se sabe que simpatiza con el Everton, como también lo hizo su padre, aunque tampoco hay grandes referencias de su pasión por el fútbol.

Olé, olé, olé... Lennon, Lennon
Muchos suponían que uno de los genios musicales del siglo XX simpatizaba con el Liverpool FC, equipo del que su padre era seguidor. Eso se suponía.
Sin embargo, un dibujo que John hizo a los 11 años, representando una escena del partido que el Newcastle le ganó por 1 a 0 al Arsenal en 1952 demuestra que el pequeño Lennon mostraba interés por otro equipo. Cabe acotar que dicho dibujo fue, en 1974, tapa de su disco “Walls and bridges”.
Una investigación del escritor chileno Néstor Flores sobre los hermanos Jorge y Ted Robledo, quienes nacieron en Chile y de pequeños se instalaron en Inglaterra demostró que Lennon se inspiró en la secuencia fotográfica de dicho gol para realizar su dibujo infantil.
Así llegó a descubrir que el dibujo del futbolista que ilustra la portada del disco de Lennon es Ted Robledo, figura de Newcastle y posteriormente de Colo Colo.
Ni Juan Alberto Badía lo hubiera imaginado mejor. Ni los cientos de fanáticos de los populares Beatles que darían un dedo de su mano porque Lennon hubiera dibujado o cantado algo dedicado al Tomba, La Lepra, el Globo o la Academia de San José.